6/07/2018

Mamihlapinatapai


Mamihlapinatapai (a veces escrita incorrectamente como mamihlapinatapei) es una palabra del idioma de los nativos yámanas de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la "palabra más concisa del mundo", y es considerada como uno de los términos más difíciles de traducir. Describe «Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar».
 Comúnmente, un beso.


El Cometa. Parte III. 

La idea cruzó por su mente solo un instante. Nunca supo si realmente fue una idea o una corazonada, fugaz como el destello y poderosa como una sonrisa. Pero le habló. Sin mas nada que decir que
-Hola.
Un silencio incomodo se apodero del metro. Se quería morir. No podía respirar, los sonidos se fugaban al espacio y si no hubiese estado sentado de seguro se hubiera caído.
-Hola, - Contestó la voz más grave que había escuchado fuera de la televisión.
La luz volvió poco después. La física no funciona cuando se une con la química de las mariposas en el estómago.
-Soy Alejandro. ¿Y tú? –
Se llamaba Josué.
Tenia 27 años.
Ojos cafés claro y piel color bronce.
Se dirigía a su trabajo en el centro.
Tenia un ligero acento al sur diluido en años caminando por estas calles y
Su sonrisa era lo más bonito que había visto en esta ciudad tan extraña y tan grande que podría comerse al mundo entero.
Las palabras fluyeron hasta su parada. Ningún intercambio digital. No. Todo sería como se hacía antes. Una fecha y una hora en un lugar determinado.
El tiempo paso más rápido de lo que quería y el día llego.
Lo reconoció mucho antes de verlo. Ya había memorizado ese caminar como si dejara avanzar la vida.
Lo saludo con nervios y una aceleración en el corazón que descubrió sería un síntoma perpetuo de su relación, de su enfermedad llamada amor.
Nunca recordara que ni en donde comieron, pero no olvidara el contacto de sus dedos mientras se pasaban la jarra de limonada ni la bella imagen mental que le regaló y se formó cuando Josué cerró los ojos para disfrutar su primer bocado.
Caminaron hacia ningún lugar hablando primero de la ciudad, luego de sus trabajos y al final de ellos. No se puede decir que fuese una cita interesante y hasta podría describirse como aburrida pero para ellos fue lo mejor. Era lo que necesitaban. Lo que buscaban sin saberlo. Aquello que los mantendría sin dormir tantas noches y soñando despiertos por muchos días. Tendrían sus peleas pero las solucionarían.
El futuro era de ellos.
Al final del día llegaron a un mirador. A uno nuevo que jamás ninguno había visitado o quizá era el mismo, pero juntos era nuevo.
Tenían el cielo estrellado a sus pies y el infinito a sus hombros.
No existía nada mas que sus miradas. La respiración se complicó. Las distancias entre planetas disminuyeron al mismo tiempo que la de sus rostros. Y en el último instante, mientras una enorme estrella fugaz cruzaba el firmamento, sus labios se tocaron.