9/19/2018

Montañas

Recientemente, aunque ya será un año, me mude a una ciudad con una cadena de montañas muy cerca a la misma. Prácticamente la ciudad rodea a las montañas para poder existir. Siempre me han fascinado los conceptos de seres enormes y las montañas no son la excepción. Y aquí estamos.


El Cometa. Parte VI.


¿Alguna vez has pensado en las montañas? Pero, de verdad. Apuesto a que no. Para ti son solo unas cosas que están ahí, siempre. Y duraran mucho más que tú. Eso lo sabes bien aunque jamás hayas tenido un pensamiento consciente sobre ello.
Míralas.
Voltea hacia arriba. ¿Acaso no te enchina la piel tan solo su existencia? No bajes la mirada.
Voltea de nuevo.
¿No te parece escalofriante que solo para poder verlas en su totalidad tengas que estirar tanto el cuello? Y si ni siquiera de cerca. Imagínate a un lado.
Compara su tamaño contra el tuyo. Piensa por un instante lo pequeño que eres en comparación. Eres insignificante. Existen maquinas diez veces más grandes y fuertes que tu cuyo único objetivo es arrancar pedazos de las montañas para nuestro beneficio. Y siguen ahí.
Inmutables. Perpetuas. A menos escala, sería lo mismo arrancar una hoja de un árbol. Sigue enorme y poderosa.
Hay quienes dicen que son gigantes dormidos. Titanes acostados sobre la superficie de la Tierra listos para despertar con una señal especial. Listos para ocupar su lugar como los verdaderos dueños de este planeta. Quizá ya lo hicieron alguna vez. Y se han vuelto a dormir. Esperando.
¿Las has visto de noche? ¿No?
Te invito a hacerlo. Sal a la primera oportunidad y capta su brillo. Brillan en la oscuridad. Aquellas cubiertas de piedra negra y flora poseen un brillo único. Como si fuesen mas oscuras que la oscuridad. Tragándose hacia su abismo la poca luz de la luna y las estrellas. Imponiéndose sobre el cielo negro. Destacando sobre la bastedad del espacio. Inamovibles. Vastas e infinitas.  Y luego están las de piedra blanca. Contraste absoluto contra el cielo. Desafiando la noche y su reinado. Gritando a las estrellas “Yo soy la luz, guardián de la noche, del cielo y de la Tierra. De esta ciudad y de ti.” Con su brillo espectral parecieran cobrar vida sobre el reino de Morfeo. Moverse estando quietas. Hablar estando mudas.
¿No tiemblas? Imaginar tal vastedad, tal enormidad cobrar forma y fuerza. La fuerza contenida del choque de las placas que las creo. Liberándose de las cadenas que las atan a la Tierra. Cientos de gigantes moviéndose lentamente y de repente. Haciendo temblar a la humanidad. Apareciendo desde el mar por cadenas montañosas que no conocíamos y las que jamás le dimos nombre. Despertando de su letargo a pasos poderosos y estruendosos. Islas enteras moviéndose de repente pues en nuestra increíble ignorancia jamás nos dimos cuenta de su verdadera naturaleza.
 

Ya no lo imagines, amigo.
Un cometa acaba de cruzar los cielos.
Y la Tierra se movió.


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